miércoles, 18 de noviembre de 2009

Mala vida de un insecto insignificante

En el universo, en una galaxia, en la Vía Láctea, en el sistema solar, en un mundo, en la Tierra, en Europa, en España, en una comunidad, en Andalucía, en una provincia, en Granada, en el kilómetro 233 A-92,, CREO que es donde vivo.
Mi mundo está lleno de inseguridades indudables. El mío, y el de mis tres trillones de hermanos y hermanas que son destruidos cada día. Cada “pasito” que doy –y nunca mejor dicho- es un desafío a la muerte, aunque si me quedo en un lugar, también tengo riesgo a expirar.
Mi vida no le importa a nadie, ni siquiera a mis padres, pues somos demasiados para distinguirnos. Pero…, ¡¿qué más da?! No le importo a nadie, sólo soy una más, que trabaja en una casa común y que no descansa nada más que para beber. ¿Vale para algo esta vida? Si no soy atrapada por un monstruo de ocho patas, tarde o temprano me aplastará un ser mayor y peor.
Así que lo mejor será acabar con esto cuanto antes…

(Segundos después), una hormiga suicida es devorada por una araña. (Luego), la telaraña de ese arácnido es aplastada junto con ella por un humano irresponsable que llega al final de su vida por un paro cardíaco.

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